Abrazo de Silencio.
Te voy a hacer un regalo: te voy a dejar en paz de mí.
Voy a permitirte ser quien eres y como eres. Voy a permitirme no sufrir porque no eres quien yo necesito que seas.
Decido quedarme cerca de ti, sin pedirte espacio. Decido darme un espacio a tu lado, sin saber si me quedaré.
Elijo que ya no me molesten más tus dificultades. Porque elijo dejar de escuchar mis miedos.
Te regalo la libertad de ser tú, con tus líos, con tus lastres. Me regalo la posibilidad de verte a ti, detrás, limpi@ de estos.
Te ofrezco la posibilidad de olvidarte de ti, de reparirte de nuevo con retales de tu viejo yo y pedazos de tu nuevo ser, ante mi mirada serena, sin quejas, sin prisas y sin saber.
Te propongo un trato: construir un lugar común, ajeno de ti, de mí y del mundo. Donde resguardarnos de nuestros miedos, de nuestras vergüenzas y de nuestras culpas. Donde sólo nos encontremos tu y yo. Un tiempo y un espacio donde no entren los porqués, los paraqués y los cómos. Donde solo quepan miradas, abrazos y movimiento que pulsa a moverse. Donde esperar el tiempo de andar y donde poder caminar mientras lo esperamos.
Ahora, que son tiempos convulsos te propongo un abrazo de silencio. Primero tú contigo, luego yo conmigo y después un abrazo de a dos, sin más de dos. En silencio.
Te entrego mi tiempo, finito, caduco, cargado de mi presencia, eterna, sublime. Te pediré que hagas temblar mi mundo mientras asisto seren@ a mi sana reconstrucción. Y tú me invitarás a que abra tus cimientos con la placidez del que se sabe a salvo.
Decido confiar en mi poder para poder acercarme a ti. Decido confiar en tu honestidad para poder separarme de ti.
¿Qué te parece si nos prometemos sinceramente caminarnos sólo cuando queramos? ¿ Qué te parece si nos juramos que cuando queramos así nos encontraremos?
Le pido a mi coraje que me permita respetar alegre tus ausencias, y le pido al tuyo que yo pueda entregarme en tus presencias.
Y por último, te confieso que voy a vigilar mucho. Voy a vigilarme mucho para no cargarte con mis anhelos, para no exigirte que llenes mis huecos. Voy a cuidarme de mis enfados y a cuidarte de mis expectativas. Para que entonces en ese espacio mágico, abstracto y perdido de vista nos encontremos siempre dign@s, dispuest@s y llen@s de nosotr@s.
Y que la vida nos lleve…nos eleve, nos agite, nos arañe o nos devuelva, nos condene o nos perdone. Pero que nos viva enter@s para permitirnos equivocarnos a placer.
(Octubre 2017)