Una sesión con Berta es equiparable a pasar una semana entera en un spa. Cada vez que voy salgo de allí flotando, relajada, con una sonrisa en los labios y la convicción de que la vida es amable, de que hay soluciones, de que he reencontrado las fuerzas y el camino a seguir. Llegas allí en estado de agobio, angustia, contracturas musculares… y ella te escucha, te conecta, te transmite calma. Tiene el don de poner voz, cara y ojos al subconsciente y de iluminar las oscuridades. Escuchas sus preguntas y su orientación y de repente ya ves los árboles y no sólo el bosque y piensas… Tiene razón! Esto era! Es capaz de recomponer el puzzle más complejo y enrevesado y darte las herramientas necesarias para que tú misma seas capaz de encajar las piezas. Hay frases que le he oído decir que me resuenan aún pasados los años y han sido as de guía en muchas ocasiones. Es un refugio, un lugar para reencontrarse consigo mismo, para crecer, para reflexionar, para sanar heridas. Algo más? Pues por si fuera poco es buena persona, y encima honesta. Querrá que trabajes por tu bienestar, no te venderá humo y te dirá las cosas como son. Abstenerse vagos que no quieren hacer deberes.