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Y tras la noche, la larga noche…amaneció.

Salió el sol radiante, insultantemente brillante.

Para ti, para mí, para nosotros.

Se abrió el camino de la esperanza, de los aciertos, de los encuentros.

De los días lentos y las noches largas.

De esa vida esperada y anhelada

que tanto costó pero que tanto disfrutamos ahora.

Equipaje ligero, fundamento profundo.

Despidiendo al desatino y bienviniendo los encuentros.

Los que son, los que están, los que vendrán y los que renacerán.

El sentimiento de un dar para recibir

y de un tener generoso.

Un pasaje de vida eterno, fugaz y tierno, esperándonos.

(Ago.21.11)

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